Andrés Meli, del casi dejo al fútbol por una enfermedad, a anotar su primer gol en Primera: La historia completa

Andrés Meli marcó su primer gol en Primera pero su historia lo comenzó a escribir en marzo de este año cuando un estudio médico lo dejó mal anímicamente. El lateral de Central Córdoba marcó el segundo gol en la trascendental victoria, el domingo, ante Barracas Central por 2 a 1, permitiendo al Oeste alejarse un poco mas de la zona de descenso directo y subir un escalón en la tabla Anual de la Liga Profesional.

Post partido contó que estuvo a punto de dejar el futbol por una enfermedad: “En marzo este año, comencé con malestares estomacales. En el parate por la Copa América me hice estudios y me detectaron la enfermedad de Crohn. Estuve mal. Creí que se me acababa el tema del fútbol, pero los médicos me dieron todas las posibilidades de poder estar otra vez aquí. Por eso mi agradecimiento”. Y no sólo se esforzó para volver a jugar sino que anotó su primer gol en Primera, dando sus frutos al sacrificio y a sus ganas de vencer todos los obstáculo que la vida le presenta.

“Trato de vivir el día a día al máximo, de disfrutar de los partidos y entrenamientos, porque no sé hasta cuándo jugaré”, admitió en un diálogo que estuvo al borde de las lágrimas.

“Era raro porque comíamos todos y yo solo me sentía mal”, detalla. Incluso en los partidos, las molestias no le permitían rendir como él quería: “A veces -recuerda- me quedaba enojado, porque tenía la chance de ver minutos y no los podía aprovechar por no estar al 100%“. 

Un día, la situación escaló y la intensidad de los dolores llevaron al lateral izquierdo a quedar internado en Santiago del Estero. Según comenta, el episodio duró un día y después volvió a entrenarse: “Primero descartaron que no sea apendicitis, y a la mañana vino el doctor, me confirmó que no era eso y me dio el alta. En el entrenamiento estaba molesto pero no tanto como el día anterior”. 

Lo que vino después fueron dos meses de incertidumbre para el jugador de 24 años. Con el receso de la Copa América, aprovechó la semana de vacaciones que le dio el club para viajar a Mendoza. Como los dolores persistían, siguió con los exámenes médicos, y lo que iban a ser siete días en su ciudad natal se convirtieron en dos meses. “Me dijeron que no me podía ir hasta no saber bien qué tenía“, explica Meli. 

Por suerte, en un momento conocí a un grupo de profesionales que me ayudaron a ver la enfermedad de otra manera“, relata uno de los goleadores ante Barracas. El tratamiento, explica él, consiste de tomar corticoides diarios que combaten la inflamación, y de una dieta estricta. “Obvio que no sabemos cómo va a progresar, pero de esta manera las úlceras que tengo, o que tenía, no sé -dice mientras se ríe-, me molestan menos“. 

Entre lo negativo, rescata cosas positivas, como dejar de comer cosas con gluten porque lo hinchaban mucho. Por otro lado, entiende que lo sucedido le dejó un aprendizaje muy grande. “Aprendí a valorar todo de otra manera, a dejar de estresarme tanto por todo. Ahora cada vez que entreno o que juego, me centro en disfrutarlo lo máximo posible. Elijo tomar la situación con normalidad porque se que me va a acompañar toda la vida“, confiesa. 

Actualmente, está cursando la carrera de Administración de Empresas en una universidad panameña, ya que le permite hacerlo de forma online. “Antes estudiaba Ingeniería Industrial, pero como era presencial me llevaba mucho tiempo y me costaba ir a cursar“, comenta el lateral izquierdo. Además, agrega que le sirve para despejar la cabeza cuando las cosas van mal en lo deportivo. “Esto de hacer una carrera se lo agradezco a mi vieja, que siempre me decía que busque algo más que el fútbol“, concluyó.

Seguramente, Meli seguirá escribiendo más páginas victoriosas, y con la camiseta de Central Córdoba.

Enfermedad de Crohn: qué es y cómo se trata

Básicamente es una enfermedad intestinal inflamatoria, es decir que provoca inflamación en los tejidos del tracto digestivo. Esto genera principalmente dolor en la zona abdominal, pero eso no es lo más preocupante.

El funcionamiento normal de los intestinos comienza a verse afectado. Esto genera diarreas graves y pérdida de peso, que van de la mano con la malnutrición. Por ello es que también genera una sensación de debilidad o cansancio.

Generalmente se manifiesta en la parte inferior del intestino delgado o bien en el comienzo del intestino grueso. Igualmente, cada caso varía en función de cada persona. Puede manifestarse desde la boca hasta el ano.

La cuestión es que se propaga hacia los tejidos del interior y puede ser cada vez más doloroso. Pero también cada vez más riesgoso, incluso, en casos muy extremos, poner en peligro la vida.

Si bien los síntomas normales son la diarrea prolongada y el dolor abdominal, puede presentar manifestaciones por fuera del aparato digestivo. Por ejemplo, en la forma en que se ven nuestros ojos o piel, o bien afectar las articulaciones.

Es más común que la enfermedad de Crohn ocurra entre los quince y cuarenta años. Pero de todas maneras puede presentarse en personas de cualquier edad.

Otra característica de esta afección es que no hay una cura específica. No es que exista una cirugía definitiva o algún tipo de antídoto, pero sí terapias de tratamiento.

Mediante estas terapias el enfermo puede continuar con su vida, aunque con ciertas limitaciones. Puede incluso ir desinflamando su intestino. La correcta aplicación de estas terapias ayuda mucho, tanto que hasta puede lograrse una remisión de la enfermedad.

Causas

Lamentablemente aún no se conoce una causa determinada de la enfermedad de Crohn, lo que hace más difícil su prevención. Solía pensarse que el estrés o una mala dieta podrían ser las causas, pero solo son agravantes.

Por el momento se cree que son muchos factores los que influyen, y entre ellos hay algunos de más peso. En principio, una falla del sistema inmunológico iniciada por un virus o una bacteria, pero también el factor genético.

La teoría de la predisposición genética es difícil de probar, pero se determinó que muchos afectados tienen antecedentes familiares. Por otro lado, tiene más peso la teoría que apunta a un proceso infeccioso que desencadena la afección.

Sucede que la enfermedad de Crohn es una enfermedad autoinmune, es decir que nuestro cuerpo ataca células propias. Esto lleva a pensar que, en principio, un virus o bacteria ingresa a nuestro cuerpo y el sistema inmunológico lo ataca.

Eso es normal. Pero en cierto punto se produce una alteración que hace que dicho sistema comience a atacar células de nuestro cuerpo. Esas son las células de los tejidos que se inflaman. Aún se desconoce cuál sería ese microorganismo. 

Luego podemos hablar, como con cualquier enfermedad, de factores de riesgo. Estos factores son los que vuelven a una persona más propensa a verse afectada.

En este caso tenemos: la edad, el tabaquismo y la ingesta de algunos medicamentos. La edad común de desarrollo de la enfermedad de Crohn es en la juventud. Es decir, personas entre 15 o 20 años hasta los 30 o 35.

El tabaquismo es factor de riesgo de casi todas las enfermedades. En el caso de esta enfermedad puede ser determinante en la gravedad de las heridas intestinales y la necesidad de intervención quirúrgica.

Por otro lado, la ingesta de algunos medicamentos antiinflamatorios no esteroideos también influye. Uno de los más conocidos es el ibuprofeno. Otro que suele tomarse es el diclofenac sódico.

Si bien no son causantes, pueden generar inflamaciones intestinales que agraven el proceso. Por eso es que siempre debés consultar a tu médico antes de medicarte.

¿Cuáles son los síntomas de la enfermedad de Crohn?

A continuación te vamos a comentar algunos de los síntomas típicos que aparecen con la enfermedad. Así podrás saber que algo anda mal para poder consultar correctamente a un médico.

Recordá que ante cualquier enfermedad, detectarla a tiempo es super beneficioso. Para eso es que sirve reconocer los síntomas y prestarles la debida atención.

En este caso suele pasar que los síntomas van desarrollándose progresivamente, pero también pueden aparecer de un día para el otro. Si bien la sintomatología depende de cada cuerpo y la severidad de la afección, estos son los principales. 

El más común es la diarrea, acompañada de un notable dolor abdominal. En algunos casos también aparece fiebre. 

Esos son claros, pero también hay otros que requieren que prestemos un poco más de atención en nuestros hábitos. Por ejemplo, comenzar a sentir una fatiga anormal. O notar restos de sangre en nuestras heces.

Lo mismo si nuestro apetito varía. Es muy usual ver que disminuye el apetito y se pierde peso considerablemente. O bien pueden presentarse náuseas o vómitos persistentes.

Otro punto a tener en cuenta es el ano, que al ser el final del sistema digestivo puede verse afectado. Ocurre a veces que se ven heridas en la piel que lo recubre a las cuales hay que darles debida importancia.

Y por último, se sabe que puede manifestarse en inflamaciones en la piel, articulaciones y ojos. Por ello no es recomendable relativizarlas. Así también si aparecen aftas, cólicos o cálculos renales.

Recordá que los síntomas de esta enfermedad pueden variar en su intensidad. Como también pueden ser intermitentes, y que por algún período de tiempo se vayan. Por eso es que debés consultar a tu médico de todas maneras.

Diagnóstico

A través de la sospecha por la aparición de síntomas no van a diagnosticarte automáticamente. Para ello el o los profesionales que te atiendan te van a someter a ciertos exámenes o pruebas.

Sucede que el médico debe diferenciar de otras enfermedades que también causan diarrea, dolor abdominal, sangrado y fiebre. Para esto no existe una sola técnica, por lo que lo más probable es que se combinen varias.

Tales procedimientos pueden ser radiológicos, endoscópicos, como también de laboratorio. La combinación de estas técnicas aborda la afección del lado químico pero también del físico.

Los análisis de laboratorio arrojan resultados muy certeros en cualquier caso que haya una anomalía. Es normal que te envíen a hacer un exámen de sangre. 

Con un análisis de sangre podrán ver fácilmente si, por ejemplo, presentás anemia. Algo muy común en estos casos. Por otra parte, se puede conocer el funcionamiento del hígado o la presencia de infecciones.

Además se puede saber si existe la presencia de infecciones inactivas, como puede suceder con la tuberculosis. Otras pruebas determinan la capacidad de tu cuerpo para afrontar infecciones.

Sin salir del laboratorio, otra de las pruebas más comunes es el estudio de las heces. Al provenir directamente del sistema digestivo nos arrojan mucha información del mismo.

Debés estar dispuesto a proporcionar una muestra de heces para que el médico pueda examinarla. Así podría detectar sangre oculta u organismos extraños como bacterias infecciosas o hasta parásitos.

Por otra parte, están los procedimientos radiológicos y estudios por imágenes. Entre los más usuales tenemos la colonoscopía, la tomografía computarizada, o la resonancia magnética. También se usan la cápsula endoscópica y la enteroscopia.

La colonoscopia pareciera ser el estudio más indicado para revisar nuestro intestino. Se trata de una especie de varilla flexible que posee luz y una cámara en su extremo. 

Esta vara se introduce por el recto anal hacia el colon y va tomando imágenes en vivo de todo el órgano. Además de eso, este aparato sirve para recoger pequeñas muestras de tejido, lo que conocemos como biopsia.

Esas muestras se pueden analizar en el laboratorio, fuera del cuerpo, lo que permite una búsqueda más exhaustiva. Si aparecen granulomas es muy probable que el paciente sea diagnosticado con Crohn.

La tomografía computarizada es un proceso de Rayos X bastante más exitosa que una radiografía común en estos casos. Primero debés tomar un líquido que hará contraste en las imágenes para que sea más claro.

Luego, simplemente se aplican los rayos. El médico podrá ver tu intestino por dentro, pero también los tejidos que lo rodean.

Por otro lado tenemos la resonancia magnética, que es una especie de escáner de cuerpo. A través de un sistema de imanes esta máquina devuelve imágenes de nuestros órganos, pudiendo notar protuberancias o malformaciones.

Por último te contamos sobre un procedimiento llamativo, que es la cápsula endoscópica. Se trata de una cápsula que debés ingerir, la cual tiene una cámara grabadora.

La cápsula hace el mismo recorrido completo que cualquier cosa que ingieras, por lo que graba el tracto digestivo completo. Luego es liberada con las heces.

Si bien toma imágenes grabadas no sirve como única prueba para diagnosticar a alguien. Generalmente, si se ve algo anormal, luego se debe confirmar con una endoscopia.

Cómo se trata la enfermedad de Crohn

Lamentablemente no existe una cura para la enfermedad de Crohn ni tampoco un tratamiento único. Van a depender del profesional las recomendaciones sobre qué pasos seguir para acertar en el tratamiento indicado.

Si bien no es posible curarse, la idea es reducir las inflamaciones que causan la mayoría de los síntomas. También, por supuesto, reducir la posibilidad de llegar a complicaciones por afecciones conexas a la enfermedad.

Estos tratamientos son muy necesarios para que el enfermo pueda continuar con su rutina. Incluso existe la posibilidad de, a largo plazo, lograr la remisión de la enfermedad. Entre ellos tenemos los siguientes.

Medicamentos

Suelen ser el primer paso en todos los casos. Van desde simples antiinflamatorios, como los corticoides, hasta medicamentos biológicos o inhibidores del sistema inmunológico.

Los corticoides pueden usarse aproximadamente entre tres y cuatro meses. Si no se logra la remisión se debe buscar otra opción. Una de ellas puede ser combinar el antiinflamatorio con un supresor del sistema inmunológico.

Esto hace que sea un poco más débil y deje de atacar las células de tus intestinos. Pero este procedimiento necesita un seguimiento médico estricto, ya que puede desencadenar otros problemas complicados.

Entre los más conocidos están la azatioprina y la mercaptopurina. No son los únicos porque algunas personas no responden bien a ellos y deben buscarse otros, como el metotrexato.

Dentro de las terapias por ingesta de medicamentos tenemos entre los más comunes: antibióticos, antidiarreicos, analgésicos o suplementos vitamínicos. Por supuesto estos se usan para casos más leves.

Terapia nutricional

Otra forma de terapia es la nutricional, es decir, cambiar los hábitos de alimentación. Incluso hay casos en que se debe alimentar al cuerpo con sonda.

Lo que se intenta es hacer descansar al intestino para que pueda desinflamarse. Por eso también es recomendable una dieta con bajos contenidos de residuos o fibras, para reducir el tamaño y la cantidad de heces.

Cirugía

Ahora bien, si los medicamentos y la terapia nutricional no surten efecto, no queda otra opción que la cirugía. En ella el médico quita la porción dañada del tejido y lo reconecta en zonas sanas.

Si bien quita el daño, no es una solución definitiva. Es muy probable que la afección vuelva a aparecer, por eso luego de la cirugía deben aplicarse los otros tratamientos.

¿Cuál es el pronóstico de un enfermo de Crohn?

Al ser una enfermedad que no posee una cura específica, su evolución dependerá de cada cuerpo y de qué tratamientos se apliquen. Esto hace que su pronóstico sea incierto e individual a cada caso.

Sin embargo, se estima poder llevar una vida normal. No negaremos que es un desafío vivir con esta enfermedad. Implica tomar medicación, revisar tu dieta, e incluso aprender a convivir con posibles dolores o diarreas.

Lo recomendable es no ocultar la afección a familia y amigos, para poder actuar de mejor manera con ellos y en público. La comprensión por parte de quienes te rodean, en esta y cualquier enfermedad, es muy importante.

Por lo demás, si sufrís de esta enfermedad vas a poder llevar una vida común y productiva sin mayores problemas. Generalmente los problemas surgen en los brotes, pero ser responsable con tus tratamientos los van a reducir.

Conclusión

La enfermedad de Crohn es una enfermedad inflamatoria intestinal que puede surgir principalmente en la juventud. La misma aparece sin una causa aparente, por el momento.

Por eso es que antes cualquier síntoma que te haga sospechar, es necesario acudir al médico para quitar dudas. Cuestiones como dolores abdominales o diarreas recurrentes son los principales indicadores.

De poseerla, debés saber que no hay una cura, pero sí muchas maneras de tratarla. Consiguiendo el tratamiento necesario es posible seguir con la rutina normal, considerando algunos cambios alimentarios y tal vez sociales.

Lo importante es siempre recurrir a un profesional. Una vez que tengas tu diagnóstico y tu tratamiento vas a poder reducir los brotes de la afección al mínimo. Quizás, a largo plazo, lograr una remisión.

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