Los triunfos de Alemania y Serbia ante Estados Unidos y Canadá dieron lugar al discurso de que “ganó” el básquet FIBA. Y aunque lo fácil sea decir eso, no parece que sea de esa manera.
Primero en principal, serbios y alemanes vencieron a los dos equipos americanos porque sus figuras están en la NBA. Bogdan Bogdanovic entrará en su séptima temporada en la mejor liga del mundo, Nikola Jovic llegó la pasada campaña y Filip Petrusev, otro de los jóvenes talentos serbios desembarcará la próxima en Philadelphia.
Y todo esto sin contar con dos ausentes claves como el MVP de las últimas finales, Nikola Jokic, y Vasilije Micic, el mejor de la Euroliga, que jugará la próxima campaña en Oklahoma City Thunder.
Los alemanes tienen aún más, con los hermanos Franz y Moritz Wagner en Orlando, Daniel Theis en Indiana y Dennis Schroder en Toronto, todos moldeados al ritmo de la mejor liga del mundo. Isaac Bonga es otro que estuvo en la NBA, lo que da un total de cinco jugadores con presente o pasado en la mejor liga del mundo.
Lo que perdió realmente, y una vez más, fue USA Basketball. Los estadounidenses volvieron a caer en el mismo error de armar equipos con jugadores que no se conocen entre sí, que entrenan con poco tiempo y van a un torneo de alto nivel sin adaptarse a las reglas FIBA. Todo esto se agranda si llevan equipos de segunda línea, como pasó en 2019 y en esta edición.
Canadá, otro con siete NBA, viene con un proceso diferente, pero sin experiencia. Recién para las ventanas del 2022 consiguieron el real compromiso de sus estrellas. Pero esta fue la primera vez que se metieron en semifinales. Y a futuro puede recuperar a Jamal Murray y Andrew Wiggins y sumar a los jóvenes Shaedon Sharpe y Benedict Mathurin.
A su vez, el llamado “estilo FIBA” se está acercando cada vez más al juego NBA, con transiciones rápidas, el uso de estadísticas avanzadas, la preponderancia del uno contra uno y el triple. Sin ir más lejos, los alemanes llevan adelante un estilo tan NBA como el de Estados Unidos, aunque no tanto el de Serbia, que sostiene su esencia histórica, pero a la que le agrega una velocidad de ejecución mayor que requiere el básquet actual.
No parece que haya perdido la NBA, sino que confirma la tendencia de crecimiento internacional que se ha dado en los últimos años. El último equipo All-NBA tuvo cuatro jugadores internacionales, eso marca una pauta de cómo se masificó y creció el nivel en todo el mundo.
Lo que si queda claro es que Estados Unidos necesitará más que el talento para ganar y deberá volver al compromiso logrado entre 2007 y 2016, con todas sus grandes estrellas en los torneos grandes y con concentraciones que les permitieron adaptarse de la mejor manera para dominar.