El seleccionado argentino Sub-20 contó desde su llegada a Santiago del Estero con el apoyo del hincha, que copó el Madre de Ciudades en los juegos ante Uzbekistán y Guatemala.
Sin embargo, de un partido a otro hubo una diferencia notable desde las gradas del estadio. Contra Guatemala volvieron los bombos, los redoblantes, las trompetas, y fue otra cosa.
El público vivió con sumo respeto el estreno ante Uzbekistán, el sábado pasado, en una jornada pasada por lluvia y frío. Por momentos, el equipo tampoco lo ayudó con el funcionamiento.
En la previa del choque ante Guatemala, una suerte de “refuerzo” de hinchas se ubicó en la tribuna Sur Alta, provistos de bombos, redoblantes e instrumentos de viento, para que el espectáculo se ajuste a lo que se vive cada fin de semana en distintos estadios del país.
Más tarde, otro contingente de hinchas tomó lugar en la Oeste Alta aunque de forma desincronizada con respecto a los que estaban detrás de un arco.
Casi como en un reflejo de lo ocurrido en el debut de Qatar 2022, la historia se volvió a repetir. En aquella ocasión, la hinchada argentina estuvo desprovista de “animadores” y los sauditas, en mayor proporción, los hicieron sentir visitantes.
A partir del partido con México la cuestión se modificó y aparecieron los elementos necesarios que inclinaron la balanza para que la hinchada argenta ganara el premio FIFA The Best tiempo después.
En la semana que el presidente de la AFA, Claudio “Chiqui” Tapia, hizo visible su presencia con el plantel en Santiago del Estero, el clima de las tribunas fue otro en el Madre de Ciudades.
En ningún momento cesó el repiqueteo de los tambores, la ejecución de las trompetas y los cánticos. Desde “Muchachos”, la inolvidable canción interpretada durante el Mundial de Qatar, hasta el clásico “¡El que no salta es un inglés!”.
La fiesta en el Madre de Ciudades resultó completa con el triunfo argentino y el pase a octavos, con una despedida calurosa a los pibes que brillaron en el césped del Madre de Ciudades.
