El 2025 de Boca: de la eliminación ante Alianza Lima a la despedida de Russo

El 2025 quedará marcado como uno de los años más difíciles y controvertidos de la historia reciente de Boca. Sin títulos, con eliminaciones prematuras, múltiples cambios de entrenador y una crisis futbolística que se profundizó, el “Xeneize” atravesó una temporada atravesada por la inestabilidad deportiva y el creciente cuestionamiento al proyecto encabezado por Juan Román Riquelme y el Consejo de Fútbol.

Un comienzo para el olvido

En el Torneo Apertura, que comenzó con el mando de Fernando GagoBoca mostró desde el inicio un rendimiento irregular aunque en el resultado no se reflejaba, ya que se mantenía en la pelea por la punta de su zona. Aun así, el equipo nunca logró sostener una identidad clara de juego y alternó triunfos con derrotas aisladas que encendieron las alarmas.

Tras perder el Superclásico, Gago fue despedido, ya que a pesar de su gran porcentaje de victorias, las derrotas pesaron mucho más, teniendo en cuenta que se le sumaba la eliminación temprana en la Copa Libertadores.

El gran objetivo de la temporada terminó siendo también el golpe más fuerte. Boca disputó únicamente la primera fase previa de la Copa Libertadores, donde quedó eliminado ante Alianza Lima.

La caída significó el segundo año consecutivo sin jugar la fase de grupos de la Copa Libertadores, un hecho absolutamente bochornoso para un club de la historia y la envergadura de Boca Juniors. La eliminación no solo tuvo impacto deportivo, sino también institucional y económico y quedó instalada como una de las grandes manchas del ciclo actual.

El partido ante el conjunto peruano expuso todas las falencias del equipo: errores defensivos, escasa generación de juego, falta de jerarquía en momentos clave y una notoria fragilidad anímica. El golpe fue tan fuerte que condicionó todo el resto del año futbolístico.

Como siempre sucede en Boca, Mariano Herrón volvió a tomar las riendas de Boca para finalizar el Torneo Clausura y terminó por clasificar a la fase eliminatoria perdiendo el primer puesto, donde quedó eliminado en cuartos de final, en un partido en el que volvió a evidenciar problemas estructurales, falta de funcionamiento colectivo y una marcada dependencia de individualidades, ante la derrota en La Bombonera frente a Independiente.

Copa Argentina: otra decepción temprana

Lejos de encontrar consuelo en la Copa Argentina, Boca volvió a fallar. El equipo quedó eliminado en una instancia temprana, en los 16avos de final ante Atlético Tucumán, en un partido que volvió a reavivar viejos fantasmas: dificultades para resolver encuentros ante rivales de menor jerarquía, escasa intensidad y falta de reacción desde lo futbolístico y lo emocional.

La ilusión del Mundial de Clubes

Para el primer gran Mundial de Clubes que se iba a disputar, con el formato del Mundial de países, Boca contrató a Miguel Ángel Russo, una figura emblemática por su pasado exitoso en el club.

Aunque el equipo y la hinchada sabía que las posibilidades eran escasas, teniendo en cuenta que le había tocado en un grupo con dos europeos, el lema fue que “Boca no teme luchar” y así fue.

“Miguelo” le cambió la cara a Boca y en sus primeros dos enfrentamientos ante el Benfica y Bayer Múnich desplegó un juego que ilusionó a propios y ajenos. No pudo aguantar la victoria ante el conjunto portugués, consiguiendo un empate con sabor amargo y le dio pelea al equipo alemán, dejando ver que quizás, la segunda parte del año iba a ser mejor para Boca.

La alegría llegó a su final, cuando en el partido más fácil ante Auckland City, no pasó del empate en un encuentro que debería haber goleado, volviendo a Argentina con más dudas que certezas.

Torneo Clausura: ilusión efímera y final abrupto

En el Torneo Clausura, Boca mostró una leve mejoría en algunos tramos, sin embargo, el año tomó un giro inesperado y profundamente doloroso con el fallecimiento de Russo, un hecho que conmocionó al mundo Boca y al fútbol argentino en general.

Tras su muerte, el equipo quedó en manos de su ayudante, Claudio Úbeda, quien asumió como interino. Bajo su conducción, Boca mostró una versión más ordenada y competitiva, lo que hacía pensar en una continuidad casi lógica para el año siguiente.

No obstante, la eliminación ante Racing en el Clausura dejó su futuro en duda y volvió a instalar la incertidumbre, terminando el año del “Xeneize” como lo empezó: sin trofeos, sin un cuerpo técnico asegurado para el año próximo, pero con la única alegría del año que fue, poder clasificar a la Copa Libertadores 2026.

Riquelme, el Consejo de Fútbol y un modelo bajo la lupa

En el plano institucional, Boca siguió bajo la conducción de Juan Román Riquelme, con el Consejo de Fútbol como eje central de la toma de decisiones. El modelo, consolidado desde hace años, volvió a quedar en el centro de la escena ante la falta de resultados.

Las críticas apuntaron principalmente a la planificación deportiva, la elección de entrenadores, la gestión de los mercados de pases y la falta de autocrítica. A pesar del respaldo de un sector de los socios, el desgaste del proyecto se hizo cada vez más evidente.

Con el final de 2025, Boca cerró una temporada sin títulos, sin Libertadores por segundo año consecutivo y con un futuro lleno de interrogantes. La Bombonera volvió a ser un termómetro implacable, alternando apoyo y reproche, reflejo de una hinchada que no negocia ambición.

El balance es contundente: eliminaciones tempranas, decisiones erráticas, un proyecto deportivo en crisis y la necesidad urgente de un cambio profundo para que Boca vuelva a estar donde su historia lo exige y encarar el próximo año con el objetivo principal de pelear la Copa Libertadores como el club lo exige. 

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