En su primera semana al frente de River, Stéfano Di Carlo compartió este martes un encuentro con Marcelo Gallardo y el plantel profesional en las instalaciones de River Camp. La visita se produjo en un momento clave, con el Superclásico a la vuelta de la esquina y después del traspié ante Gimnasia y Esgrima La Plata.
Según trascendió, el nuevo presidente aprovechó la charla para reafirmar el compromiso institucional con el proyecto futbolístico y para transmitir un mensaje de calma y cohesión interna.
Unidad y confianza en el grupo fue la consigna que Di Carlo bajó en su primer contacto directo con los protagonistas.

El encuentro se dio en un clima de concentración y expectativa, con la mira puesta en el partido del próximo domingo 9 de noviembre, cuando River visite a Boca en La Bombonera desde las 16:30.
El cruce frente al clásico rival marcará no solo un nuevo capítulo de la rivalidad más intensa del fútbol argentino, sino también el primer gran desafío de la gestión Di Carlo al frente del club de Núñez.

La continuidad de Gallardo, una de las incógnitas que sobrevuelan en River
Por primera vez en toda su historia como DT en River, la continuidad de Gallardo no parece estar únicamente en sus manos. La seguidilla de malos resultados y el riesgo de quedarse fuera de la próxima Copa Libertadores lo dejaron en una posición frágil.
Las conversaciones sobre la renovación quedaron en pausa. La incertidumbre sobre cómo finalizará el año y qué panorama enfrentará el club en 2026 frenó lo que hasta hace poco parecía un hecho: la firma de un contrato hasta 2029. Aun así, en la dirigencia insisten en que no conciben el próximo año sin Gallardo al frente del equipo. El silencio del entrenador alimenta las versiones que indican que su decisión final dependerá de lo que ocurra en los próximos encuentros, especialmente ante Boca y, luego, frente a Vélez en el cierre del torneo.
“Marcelo Gallardo es el líder absoluto y el CEO del área de fútbol”, había declarado Di Carlo al presentar su candidatura. Sin embargo, aquel respaldo que sonaba inquebrantable contrasta con la actualidad: un mes y medio marcado por ocho derrotas en diez partidos y la amenaza concreta de quedarse sin Libertadores.

