¿Se puede justificar la agresión a un árbitro?

Por Fernando Serrano, desde la redacción de sgosports.com.ar.

El miércoles por la noche se jugó el clásico de La Banda entre Central Argentino y Sarmiento en cancha de los “albos”. Como suele ocurrir siempre en los enfrentamientos entre los dos clubes más importantes de esa ciudad, despertó expectativas y creció en importancia en algunos aspectos.

Corría el minuto 32 del segundo tiempo y la victoria estaba a manos del dueño de casa con el gol de Agustín Sequeira de penal. El árbitro Fernando Ortíz, entre errores y aciertos, estaba haciendo un trabajo regular, nada para presagiar una dura agresión que sufriría de parte del jugador sarmientista Exequiel Vergara, que en esos momentos se encontraba en el banco de suplentes y arremetió con el árbitro con un golpe de puño.

En Santiago del Estero el nivel arbitral es por demás parejo, acorde al fútbol que se practica, donde -por suerte- en los últimos años se hizo bajo un ambiente familiar, donde las viejas batallas entre las hinchadas, corridas, balas de gomas y gases lacrimógenos, quedaron en la triste historia de viejas rencillas clásicas. Se puede ver un fútbol que no genera violencia y que por suerte los jugadores se dedican a jugar.

Lo cierto es que Vergara rompió el molde e hizo un acto por demás fuera de lugar.

Ante la viralización de la escena del acto vandálico de Vergara, el jugador de Sarmiento salió a dar la cara, aduciendo arrepentimiento, pero a su vez intentando “tirarle” responsabilidad al colegiado Fernando Ortiz.

“Estoy arrepentido de lo que hice, no quiero que tengan esa imagen de mi”, dijo, pero al mismo tiempo y bajo el intento de justificación por su acto, indicó: “El árbitro nos llamó a todos (refiérase a los jugadores de Sarmiento) cagones. Me hizo enfurecer sus dichos”, admitió entre otras cosas que, más suenan como: “le pegué, me arrepiento, pero el tiene la culpa”, o sea algo que contradice en sus hechos.

Mas allá de lo que ocurre dentro del un campo de juego, donde se dicen muchas cosas y lo que algunas vez pisamos un terreno de juego lo sabemos, pero nada justifica una agresión física de ese tamaño, nada…..

Los responsables deben agachar la cabeza, hacerse cargo de sus actos y esperar lo que se venga. Como hacen los hombres de buena ley.

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