Martín Demichelis, un entrenador que admira al ingeniero Pellegrini

Su carrera como jugador fue realmente exitosa. Fue campeón once veces en el Bayern Munich y tres en el Manchester City, llegó a la final del Mundial 2014 vistiendo la camiseta argentina y triunfó en países comúnmente futboleros: España, Argentina, Alemania e Inglaterra. El recorrido de Martín Demichelis como director técnico comenzó de forma similar; dos títulos en poco más de un año como técnico de River Plate. Pero, pese a ello, el estadio Monumental no siempre le ha dado una cálida bienvenida y sabe que el partido del próximo domingo frente a Boca será vital si quiere revertirlo. Una vida marcada por tragedias familiares, desde su madre hasta su hermano, y, de distinta manera, por varios técnicos de élite. Sus intimidades y los motivos por los que varios hinchas millonarios todavía no lo adoran.

Varios lo llaman Micho, pero él sabe cuál de sus apodos es el más especial: “A mí, en el fútbol profesional, me conocen por el apodo de Micho, pero los que me conocen de antes del fútbol me dicen `Tincho´. Entonces, cuando escucho `Tincho´, me doy vuelta porque ese sabe de dónde vengo y me toca la fibra íntima. Después he sido un trotamundos y hoy aparezco en los medios. Pero yo sigo siendo el Tincho de Posse”, confesó unos meses atrás en una entrevista, luego de su primer título como DT de River. A los 15 años perdió a su mamá producto de una enfermedad. Más tarde, un accidente de tránsito acabó con la vida de su papá. Su hermano fue asesinado y su representante, el recordado Jorge Cysterpiler, que también trabajó con Diego Maradona, se suicidó. Desde que tiene memoria, la vida lo ha desafiado y nada le ha resultado sencillo. “Yo no veo mucho más allá del hoy. Y mirá que vengo de la cultura alemana, que planifican todo a 20 años, y pienso, “puta, qué paciencia, qué bárbaro, y no se les inmuta un músculo”. Pero ya no, no puedo planificar más allá del corto plazo, y disfrutar del hoy”, reflexionó.

En su tiempo libre juega al ajedrez con su hija Lola, de 10 años. También es padre de Bastian (14) y Emma (6). Disfruta del golf y alguna vez ha confesado que ya no juega al fútbol, porque se pasa horas mirando y analizando partidos. Descubriendo jugadores, estudiando tácticas. Entregado a su nueva profesión. Pero ese Martín Demichelis, por supuesto, es el mismo de la exposición, de las declaraciones off the record, de la impronta en el segundo equipo del Bayern Munich y del Trofeo de Campeones obtenido frente a Estudiantes. Ese Demichelis, el entrenador, que se retiró del fútbol en 2017 y se formó en España e Italia, y que empezó su recorrido en el club donde había jugado 8 años, acaparó la atención de River el último verano, tras registrar un 60% de efectividad en la “Reserva” del Bayern Munich. Y tuvo un desafío difícil de medir.

Le tocaba ser el sucesor de Marcelo Gallardo, nada menos. Después de más de 8 años y 14 títulos, el Muñeco dejó Nuñez y su reemplazo fue otro criado en River. A pesar de cierta irregularidad al principio de su gestión, rápidamente su equipo encontró el rumbo y fue el mejor de la Primera División del Fútbol Argentino. Salió campeón con 19 triunfos, 4 empates y 4 derrotas y todo parecía funcionar a la perfección. Pero luego llegaron nuevos desafíos y algunos episodios que le provocaron rispideces. En agosto de 2023, quedó eliminado de la Copa Libertadores en los octavos de final, frente a Internacional de Porto Alegre. Y comenzaron algunas dudas. Las mismas que se acentuaron cuando, poco tiempo después, Micho llevó adelante una reunión off the record con un grupo selecto de periodistas. 

Desde entonces, aunque no se filtraron declaraciones explícitas, comenzó a circular un rumor de un conflicto entre el DT y algunos referentes del equipo, como Franco Armani o Enzo Pérez. “No hay un quiebre o una ruptura entre el plantel y el cuerpo técnico. La relación no está rota como se dice”, aseguraban desde River. Pero lo cierto es que Enzo anunció que se iría de River una vez finalizada la temporada y parecía dar argumentos a favor de la teoría. El saludo entre el DT y el mediocampista en el Trofeo de Campeones jugado entre River y Estudiantes, algunas semanas atrás, no hizo sino demostrar lo evidente. La tensión con uno de los mayores ídolos del club colaboró para que los hinchas no terminaran de apoyar por completo a Demichelis. “Poné a los pibes”, le cantaban durante aquella final. De todas formas, mejor eso que los silbidos que había recibido algunos días antes en el Monumental. Eso sí, sus registros son muy positivos y no parecen condecir con la opinión de algunos: dos títulos en quince meses, clasificado en el primer puesto de la Zona A de la presente Copa de la Liga y solo una derrota en lo que va del 2024.

Admira al ingeniero Manuel Pellegrini, el entrenador que más lo dirigió en su carrera, en River, Manchester City y Málaga. “Manuel es el prototipo de entrenador que, en líneas generales, cumple con todo lo que hay que tener: un grandísimo manejo de grupo, un gran comunicador, y una metodología de trabajo que fue dando resultados en todos lados. Un gran referente”, dijo hace un tiempo. Pero también reconoce la influencia de Ramón Díaz y Louis van Gaal: “A mí me marcó muchísimo Van Gaal, a pesar de que yo tuve que abandonar el Bayern por un desencuentro con él. Pero fue él quien me abrió la cabeza desde el sentido del pase, la posesión y cómo progresar en el juego”, lo elogió. Intenta ser el ideólogo de un equipo dominador, con posesión de pelota y que se “divierta”, inspirado por otro referente que, aunque no lo dirigió, admira, como Pep Guardiola.

Demichelis se ha llamado a sí mismo un “trotamundos”. Se fue de la Argentina hace más de 20 años y jugó en los mejores clubes de Europa. Hace rato que estaba asentado en Alemania, pero su pasión por el club en el que debutó pudo más y dejó la comodidad de Munich para tomar el timón de un River que no quería extrañar a Gallardo. Los números dicen que ha logrado conducirlo de buena manera; algunas voces no coinciden del todo. De todas formas, Martín Demichelis sabe mejor que nadie que el termómetro no será sino el partido del domingo frente a Boca. Aún no perdió frente a su clásico rival; pero entiende que poco le servirá la estadística si no clasifica a las semifinales de la Copa de la Liga.

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